domingo, 7 de octubre de 2012

Motörhead - Motörizer 2008



Ni se le pueden pedir peras al olmo ni se le puede pedir a Motörhead que cambien su manera de entender el rock & roll, y si lo hicieran tendríamos un problema porque el trío habría variado sustancialmente los presupuestos originales de los que no se ha movido desde sus inicios.

Como le sucede a AC/DC, Motörhead dieron con la fórmula magistral de su sonido hace mucho tiempo y en Motörizer, cuya portada en forma de patche molaría tenerla en una chupa, no se aprecian cambios sustanciales. Tenemos el mismo trío demoledor, con la voz cazallera de Lemmy Kilmister, tan característica y su bajo aguitarrado acompasado con la batería, más apisonadora que nunca, de Mikkey Dee, y por encima la guitarra del hacha Phil Campbell.

Motörizer no es mejor ni tampoco peor que Inferno y Kiss of Death, las últimas dos entregas de los británicos, pero es la disculpa que la banda tiene para reencontrarse con su seguidores cada dos años y salir a la carretera a patear culos.



Kilmister y los suyos han movido ficha pero en el mismo tablero y en la misma partida en una grabación que realizaron en Los Ángeles a las órdenes de Cameron Webb, con quien pulieron un sonido si cabe aún más compacto que en entregas anteriores.

‘Runaround man’ (Imeem) abre el disco como se esperaba, con la aspereza acostumbrada, monolíticos, yendo al grano. Le sigue ‘Teach you how to sing the blues’, un tema que podría haber estado en cualquier de sus últimos cinco álbumes.




ALBUM

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